
Después del tradicional desayuno, con la panza llena y pudiendo pensar bien, tal como dicen los filósofos, nos dirigimos a Pamplona. Una bella ciudad, anchas y limpias sus calles. La catedral, hermosa con su claustro, y su museo "una pasada" con piezas de valor y calidad artística. Los instrumentos reconstruidos haciendo gala de historia y talento. Los libros de "escriptorium" los pudimos fotografiar porque estaban a nuestro alcance. Un claustro privilegiado de una bellesa sorprendente. Así, en Aragón es el ladrillo el protagonista, en Navarra es la piedra ,y finas manos de escultor. La sala de las vírgenes autóctonas de Navarra, un vestido auténtico de pelegrino ornamentado con conchas, y su sombrero también haciendo el conjunto una maravilla museística.
San Juan de Luz, bonita población de vasco francesa ,con puerto y barcos anclados. Impresiona su iglesia, que es muy original, con sus pisos de madera alrededor de los muros como si de un teatro se tratase, al centro, al cañon de la iglesia se suspende un barco de vela, quizá ballenero, significado quizá de otros tiempos, de otros siglos. Me viene a la memoria el fuerte de La Concha, donde se divisió la última ballena en el siglo XIX. y con señales de humo informaban a los pescadores del puerto.
Su playa es ancha, larga. El día es muy bueno, con sol, el agua tranquila mientras vemos como la máquina de limpieza dignifica y allana la playa dejándola como cuál patena.
Sus calles son de "coquetona ciudad" el encanto de las pequeñas poblaciones marineras de Francia, con interesantes boutiques y comercios, con géneros de interés artesano para los visitantes. Cuchillerias con buenos cuchillos de calidad. La pérgola, donde los músicos tocan sus conciertos. La farmacia de Luis XIV, eso dicen los letreros está abierta al público, claro está que su majestad ya no vive. Todo esto tiene su encanto. Los colores no son mediterrasneos son colores del norte.
Después, nos fuimos a ver una montaña llamada Larrun (Montaña Vasca) montaña sagrada del país vasco con su trenecito de cremallera y su vista maravillosa, aunque dicen que existe, no la vimos, puesto que cada vez que vamos a Francia y nos toca subir a un trenecito nos quedamos sin trenecito y sin ver la maravilla de paisaje, que no dudamos exista, pero por cuestión de fe decimos que allí está.( El tren de Larrun/Larrungo trena. Le petit train de La Rhune.
( e-mail: train.rhune@wanadoo.fr - Web: http://www.rhune.com/)
San Juan de Luz, bonita población de vasco francesa ,con puerto y barcos anclados. Impresiona su iglesia, que es muy original, con sus pisos de madera alrededor de los muros como si de un teatro se tratase, al centro, al cañon de la iglesia se suspende un barco de vela, quizá ballenero, significado quizá de otros tiempos, de otros siglos. Me viene a la memoria el fuerte de La Concha, donde se divisió la última ballena en el siglo XIX. y con señales de humo informaban a los pescadores del puerto.
Su playa es ancha, larga. El día es muy bueno, con sol, el agua tranquila mientras vemos como la máquina de limpieza dignifica y allana la playa dejándola como cuál patena.
Sus calles son de "coquetona ciudad" el encanto de las pequeñas poblaciones marineras de Francia, con interesantes boutiques y comercios, con géneros de interés artesano para los visitantes. Cuchillerias con buenos cuchillos de calidad. La pérgola, donde los músicos tocan sus conciertos. La farmacia de Luis XIV, eso dicen los letreros está abierta al público, claro está que su majestad ya no vive. Todo esto tiene su encanto. Los colores no son mediterrasneos son colores del norte.
Después, nos fuimos a ver una montaña llamada Larrun (Montaña Vasca) montaña sagrada del país vasco con su trenecito de cremallera y su vista maravillosa, aunque dicen que existe, no la vimos, puesto que cada vez que vamos a Francia y nos toca subir a un trenecito nos quedamos sin trenecito y sin ver la maravilla de paisaje, que no dudamos exista, pero por cuestión de fe decimos que allí está.( El tren de Larrun/Larrungo trena. Le petit train de La Rhune.
( e-mail: train.rhune@wanadoo.fr - Web: http://www.rhune.com/)
Finalmente nos toca volver a Oronoz, pero antes pasamos por Elizondo, en una mañana espléndida y en un momento que los niños celebran su primera comunión. Iglesia con un altar moderno pero de reproducción de un modelo de renacimiento, y dorado con oro fino y bruñido, da una gran sensación de riqueza artística como en las grandes catedrales. Gran fervor sentimos en este templo. Plegarias en castellano y cánticos en euskera. Una pantalla iba proyectando los canticos en euskera y la misa se hacia en castellano. Y al salir, en el recinto de la iglesia, una escultura de hierro, como si fuera un juguete para niños, de Oteiza, artista que es profeta en su propia tierra.
Visitamos por la tarde el Señorío de Bertiz ( quedó claro que una cosa es el señorito de Bertiz y otra el señorio). Una gran extensión de hectáreas hacen del parque natural un rico parque que con sus 20.000 hectareas puede presumir de riquesa natural, con su cedro centenario considerado como patrimonio natural del parque.
Personalmente me impresiona el parque, a la entrada, cuando ves siete esculturas, seis metálicas y una de cemento, un monumento a la dama Lamia, (ser fantastico y bello como sirena, represntada pcon un espejo y un peine de oro, surge entre las aguas ) esculturas de los alumnos de Chillida convirtiendo así, el parque en un museo al aire libre, igual como se hizo en Canadá con Henry Moore. Esculturas de calidad, modernas, que ayudan a entender que Chillida fué un buen maestro y un magnífico escultor. También en San Sebastián, pudimos contemplar las esculturas delante del mar Cantábrico, " Los peines del viento" un símbolo para la ciudad y una obra de arte admirada en todo el mundo. La dama Lamía, nos recuerda a nuestras leyendas de la "dona d'aigua" la dama del agua que vive en los lagos, és una imagen fantastica de nuestra cultura ligada a la naturaleza.
Para nosotros, los visitantes de este parque conocemos algo de Chillida, por tener en nuestro barrio un elogio " El Elogio del Agua" fué de gran interés ver este parque y las esculturas de sus alumnos, y el verde para el pic-nic, y la sensación de paz, con los conciertos de los pájaros en su variada población hornitológica, además de la botánica.
Tambien el sello de nuestra asociación de Vecinos Coll-Vallcarca, consta de una alegoria: La escultura de Chillida el Elogio del Agua, La parroquia Románica del Coll, y el Puente de obra civil de Vallcarca.
En resumen diremos: que no será la última vez que volvamos por estos parajes y estas comunidades autónomas, para volver a ver sus maravillas.
Saludamos encarecidamente a todas las personas que han hecho que nuestro viaje haya sido entrañable. A todos sin excepción un cordial saludo. No decimos adiós, decimos: pronto volvemos!
AVCV sbarrau
Fotos. MRU/sbarrau
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